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- 24 de junio de 2025
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Volver a hablar, volver a conectar: así ayuda la neurorrehabilitación intensiva a las personas con afasia
· Cada año miles de personas en España sufren de secuelas importantes de una lesión neuronal. Una de ellas es la afasia, un trastorno por daño en la parte del cerebro que controla el lenguaje y puede dificultar la lectura, la escritura y el habla.
· El Centro Europeo de Neurociencias (CEN) destaca la importancia de la rehabilitación integral para recuperar funciones del lenguaje y reducir el aislamiento social.
· Pilar, paciente de CEN, es un ejemplo de superación. Su evolución refleja el impacto positivo de una rehabilitación intensiva y centrada en la persona.
En España, según los últimos datos de la SEN, más de 90.000 personas sufren un ictus cada año. Se estima que en un 40% de los casos, el ictus deja secuelas importantes como la afasia. Esta condición, que afecta a la capacidad de comunicarse, puede derivar en un profundo aislamiento social y emocional si no se aborda adecuadamente.
Pilar, de 63 años, es una de las pacientes de CEN que convive con afasia tras haber sufrido un ictus en noviembre de 2024. Comenzó su rehabilitación a finales de abril de este año, y desde entonces acude dos veces por semana al centro. Su tratamiento incluye media hora de estimulación magnética transcraneal, una hora y media de terapia física y una hora de logopedia. Además de la afasia, Pilar presenta una hemiparesia derecha que afecta su movilidad y uso del brazo derecho.
"Cuando llegué a CEN me costaba mucho encontrar las palabras y me frustraba con facilidad. Ahora puedo hablar mejor, formar frases y me siento mucho más segura", asegura Pilar, cuya evolución refleja el impacto positivo de una rehabilitación intensiva y centrada en la persona.
Más allá de las dificultades de comunicación, la afasia puede generar un impacto psicológico profundo. Muchas personas que la padecen experimentan sentimientos de frustración, ansiedad, inseguridad e incluso depresión. No poder comunicarse con fluidez altera las relaciones sociales, la participación en la vida cotidiana y la percepción de uno mismo. Por eso, es ideal trabajar también desde el área de neuropsicología para acompañar al paciente en su proceso emocional, ayudarle a gestionar sus emociones y reconstruir su confianza.
En CEN se hace hincapié en la necesidad de distinguir entre dosis e intensidad del tratamiento. La dosis se refiere al número de horas o días que una persona realiza terapia, mientras que la intensidad está relacionada con el grado de dificultad intrínseca de los ejercicios que se realizan. Por tanto, un tratamiento puede ser considerado intensivo no por la cantidad de horas, sino por el nivel de exigencia y personalización de las tareas terapéuticas. En el centro se ha llegado a atender casos de pacientes que han realizado hasta cuatro horas de terapia al día, cinco días a la semana, pero también se considera intensivo un programa adaptado con menos horas. El nivel de complejidad se ajusta a las capacidades del paciente para fomentar su progreso continuo.
“La mejora del lenguaje no solo tiene un valor funcional, sino también emocional. Recuperar la capacidad de expresarse es recuperar la autoestima y conexión con el entorno. En casos como el de Pilar, vemos que una intervención adecuada puede transformar la vida de una persona en apenas unas semanas", señala José López Sánchez, director Clínico y Cofundador de CEN.